¡Nadie pone un huevo!

Mi viejo me contó que un país conoció, tan grande como Dios, que solía ser argentino. Y me alucino tanto, por como me cuenta que tenia ilusiones y eso me desalienta. Había un eslogan
atado como una soga al cuello: "justicia social para aquellos que sufren discriminación o viven tirados sin educación". No existe perdón, han perdido la nación, y nuestra nación debe soportar la humillación. ¿De que deuda me hablas? Te las tomas, sin mirar aceleras y tu escape contamina. "Quisiera llevarte a la isla Caimán" le dices a el, robándole al pueblo y te haces la diva, mientras hay chicos muriendo. Me ofendo si hay hambre en la calle, ya no me sorprendo con nada. No me engañes, no me vendo.

¿Quien tiene la razón a esta mala ecuación? Por donde la mires mocosos le sirven; ya no somos tan giles, por obligación, acción, reacción, niego y sudor en la frente. No tires del caos; casi fueron atrapados inocentes a la muerte y así nada cambia de repente, y yo sueño como siempre, lo hizo mi gente. Del lado del mundo que no se resigna, me indigna tu paradigma o mi presente. Hoy parece que estamos todos contra todos, con guita o con piquete. Bailando en el lodo, somos lo mismo arriba y abajo. Todo se va al carajo y nadie pone huevo para un cambio verdadero en la nación! Por eso les digo, carne de cañón, esos tipos no piden perdón!

Escucha este cambio, escucha tu gente, prende tu radio, abrí los ojos! Este no es tu trono, esta es tu vida, la vida de todos.
Es tiempo de un cambio, de reflexiones, de mirar la realidad y de sacar conclusiones. De sacar cifras, de lo que tienen, de lo que no tenemos. Hay que hacernos respetar, y esta en nosotros hacernos valorar.
Hoy la pobreza, la desocupación, el analfabetismo y la inseguridad, entre otras cosas, aumenta mes a mes, año a año. ¿En donde vamos a vivir después? Cuando no quede nada, cuando todos contra todos, cuando halla hambre. Seguramente las generaciones futuras, nuestros hijos y nietos, sufrirán esto por nosotros. Reflexionemos y apostemos a un cambio!