10 enero 2012

La busqueda

Después de mi primera cicatriz en el pecho, tuve la necesidad de buscar alguien con quien engancharme, sea quien sea, haga lo que haga. Bastaba con que me responda un "yo también" por obligación.
Tal vez lo único que quería era tener a alguien por quien preocuparme, alguien a quien mandarle un mensaje, borracho, a las cinco de la mañana.Tenia tema de conversación: "Me dijo eso y le conteste; pero no, no pasa nada. Jodemos"
El problema empezó cuando ya no me surgía la necesidad de "estar" con alguien. No tenia de quien hablar. No tenia por que buscar a alguien. No necesitaba a nadie.
La soledad muchas veces nos ayuda a reconfirmar que hay personas que es mejor tenerlas lejos. La soledad no te lastima, no te hiere, no te rechaza y tampoco te miente. La soledad te acompaña y podes vivir casi tu mejor momento. 
Claro está que me estoy mintiendo. Estoy bien, solo. Estoy mal, sin nadie a quien llorar. No me entiendo yo, ni vos, que todavía no te conozco. Esperando el encuentro, esperando el momento en el que me sienta celoso. Quiero encontrar sin buscar y sentir lo que alguien alguna vez me hiso sentir en la esquina de un bar. Quiero poder decir "te invito yo". Quiero hacer tantas cosas con alguien que no se quien es.
Conformarme con seguir viviendo en la mentira de que solo se esta mejor. Aunque el mundo es muy chico, la busqueda es muy larga. Pero cuando llega, llega.