23 febrero 2012

Todo lo mismo pero sin vos.

Con la capucha roja puesta, mis manos en el bolsillo y mis Vans mojadas por la lluvia, caminaba hacia mi casa una noche fría y larga. Era la misma escena, pero faltabas vos enredada en mi campera gritando porque ibas a llegar con el maquillaje corrido.
Llegué a casa empapado, y no había nadie. Las luces estaban apagadas y la radio prendida; sonaba Oasis mientras prendía la PC para ver si estabas online. Quería que me des una explicación coherente de ese distanciamiento.

No nos dijimos nada, ni siquiera pudimos despedirnos, porque siempre estuvo en nosotros entendernos sin hablar. Pero esta vez necesitaba hacerlo.
¿Cuando paso, que no me di cuenta? ¿Por que? 

Nunca resolvimos nada y no vamos a hacerlo. Estoy acá pensándote, como lo hago todas las noches parecidas a esta, mirando tu nombre y tomando algún que otro trago. 

Todo concluirá cuando una noche cualquiera nos encuentre de nuevo en algún lugar oscuro de esta ciudad, para decirnos definitivamente adiós.

17 febrero 2012

Anecdotas de domingo.

Por aquellos tiempos los nenes jugaban con una pelota hecha de tela. No existía nada parecido a una play. Lo "top" era el balero y la payana. La nenas preferían la rayuela, o el elástico tal vez.
En esa época la puerta de calle siempre estaba abierta, y era costumbre saludar a cada persona que pasaba por la vereda. Mientras los niños iban y venían, la abuela tejía la ropa y criticaba con su vecina a la señora de en frente que había ido a comprar a la despensa de otro barrio y no a la de la esquina de su casa.
Las paredes que estoy viendo ahora no existían. Solo había un par de alambres atados a palos para que los perros del barrio no se coman a las gallinas del abuelo.
El árbol gigante del patio era lo que llenaba de alegría la casa. A todos les gustaba sentarse a tomar mates ahí. Ese árbol escucho y conoció muchas historias las cuales son relatadas casi todos los domingos de mi vida.
La familia mas numerosa de la cuadra estaba ahí: seis eran los hermanos. Tres nenas y tres nenes. Bien pareja le había salido la cosa a Lujan y a Roque, que con su gran diferencia de edad habían podido criar a estos chicos que hoy en día tienen sus vidas muy bien encaminadas, a pesar de que el destino y las malas acciones hayan dividido las aguas.
La familia iba creciendo de a poco. Los mayores se casaron e iban teniendo a sus propios hijos. Los menores seguían estudiando. Las mujeres todavía estaban solas, y cuando menos lo esperaba la mas chica conoció a la persona con la cual iba a pasar el resto de su vida.
A sus doce años ella iba a la escuela para volver y ayudar a las tareas de la casa. Jugaba un rato y esperaba que pase, a las 6 de la tarde, el regador para sentir ese olor a tierra recién mojada y ver como los demás de la cuadra corrían para mojarse un poco. También veía pasar por la cuadra a un par de adolescentes rara vez sin una botella de vino o fumando cigarrillos. Uno de ellos le llamaba misteriosamente la atención.
Alto y flaco, criado por un cantante de tango y su odiosa mujer, era un rebelde de la época. Se llevaba el mundo por delante, pero sabia donde estaba el limite. Trabajaba muchas mas horas de lo normal, y en su tiempo libre le gustaba ir a tomar "algo" al bar que quedaba a unas cuadras. Ahí surgieron probablemente muchas de sus anécdotas de domingo. Ahí pasaba su tiempo libre, jugando al truco y contando historias de la ciudad. Uno de sus mejores amigos era Adolfo, compañeros de salidas y de jugar al fútbol.
El "chino" como lo apodaba su Padre, conoció la casa de su amigo situada en Lavalle al 700: vio a los dos hermanos mas chicos tomar mate bajo el árbol, a Lujan darle de comer a los dos perros galgos que tenian y a Roque escuchar el partido de San Lorenzo-Boca en la nueva radio que habian comprado con tanto esfuerzo.
Ahí fue cuando el destino encontró a estas dos personas, en esa casa, en presencia del árbol.
Para ese entonces 'la petisa' tenia 18 y el 25. Ya era toda una señorita. Tal vez sus rubios rulos o su forma de vestir era lo único que hiso falta para que se enamoraran. 
Se unieron dos familias. La mesa se tornó mas grande. Los kilos de asado eran muchos y una damajuana de vino ya no alcanzaba para todos. Los dos abuelos entonaban algún que otro tango pasadas las 12 de la noche, y los recientes yernos de sus hijas tocaban la guitarra hasta las 2, mientras las abuelas y alguna que otra vecina jugaban al chinchon en la sobremesa.
Todo eso fue cambiando lentamente, aunque las tradiciones nunca cambiaron. Todo marcho bien por el resto de los años.
Estas paredes construidas hace 70 años o mas, vieron crecer a muchas gente. Vieron el amor, la amistad, los llantos, las risas. Vieron la luz y vieron la muerte. Algunos se fueron recordando toda la buena vibra que esta casa brindó, otros se fueron sin avisar, pero todos dejaron recuerdos, anécdotas, chistes y canciones, en algún recoveco de esta casa.
Desde entonces pasaron muchas cosas en donde ahora hay un quiosco y una gran casa. 
El flaco y la petisa se casaron en un otoño que anunciaba la llegada de algo nuevo en su vida. Tiempo después tuvieron 4 hijos; uno de ellos esta sentado frente a una computadora escribiendo esta breve reseña que es producto de la memoria de sus protagonistas y de las viejas fotos ya en sepia que hay en un cajón.

14 febrero 2012

Vespertinidad

Una resaca vespertina mezclaba ideas de la noche anterior. Muchas preguntas iban y venían, confundiendo mis pensamientos. No tengo bien clara mi mente. Lo que hacia unos diás pensaba se fue cayendo lentamente.
Tomo un vaso de coca, miro mi celular y no había rastros de nada. Estaba feliz por eso, aunque me bajoneaba el hecho de mirar a los costados de la cama y no encontrar a nadie.
Algunas personas son desagradecidas con la vida: tienen todo lo que buscaron por mucho tiempo pero lo arruinan por una noche.
¿Como iba a pensar eso de vos? Si me explicaste como eran las cosas, si me guiaste por buenos caminos, si me aconsejaste que hacer con mi vida miles de veces. No te juzgo por los actos; me pone mal que todo se te haya ido de las manos y que pienses que vas a caer siempre parado. Me desilusionaste, como persona, como terapeuta, como muchas cosas.
Nadie es lo que dice ser, ni lo que uno piensa que es. La gente cambia a cada minuto, y por eso voy a dejar de querer aprender de aquellos que toman y dejan personas solo para divertirse.

02 febrero 2012

2/2

La música sigue sonando; hace tiempo que no tengo mañanas, y que casi no llego a ver el sol.
Hablando (entre otras cosas) con gente que parecía desconocida, se me despertó una parte intacta de la realidad que tenia escondida adentro de un vació espiritual que pocas personas conocen de mí.
Las distintas filosofías se encontraron en un mismo punto: una habitación donde abunda el olor a pucho y cerveza hablaba por si sola. Para hablar y dar una definición de "felicidad" tenes que haberla conocido. Pequeñas patadas eléctricas en los momentos menos pensados: sorpresa, un beso, un brindis. 
Ahí estaba feliz. Amigos, guitarra... no muchas cosas son necesarias para alimentar mi felicidad. Quisiera estar así toda mi vida; cantando mal, riéndome mucho, bailando y escuchando historias ajenas... esas que te ponen la piel de gallina y los ojos brillosos.
Y de tanto hablar, concluimos que superar los problemas, mirar hacia adelante y sonreír es lo mejor que podemos hacer en estos casos donde la 'obsesión', el 'egoismo' o el remordimiento son los protagonistas... 
Mirar hacia los costados y ver a quien tengo al lado, largar una carcajada o tal vez una lagrima de emoción. Y ahí agradecer a quienes caminan con vos, desde ayer o desde hace 5 años atras. Amar.
"Si no te tuviera a vos como costaría sobrevivir"