02 febrero 2015

solución

Eran los mismos olores.
Eran los mismos silencios.
Era la misma canción.
Era la misma situación.

Todo parecía girar en una rueda sin fin. Me preguntaba, un poco borracho (como de costumbre), ¿como hacer para parar este infierno constante? ¿como terminar finalmente con esta cadena de momentos tan predecibles?.
Poner un palo en la rueda significo una catástrofe alguna vez que lo intenté; significo parar para arreglar todo una vez mas y volver a empezar. Pero, ¿quedaba alguna otra opción?

Esa noche hacia calor, mas de lo común. Me subí al bondi y me senté en el ultimo asiento. Puse una radio, y mágicamente estaba escuchando esa canción que cantábamos tan a los gritos siempre que el whisky nos pegaba un poco mal.
Optamos por encontrarnos lejos de todo, sabiendo y no sabiendo lo que iba a pasar. Después de media hora, llegué.

Destapamos una, dos, tres, mil cervezas. Escuchamos sus tres discos preferidos del momento. Miramos videos en youtube. Me contó sobre su trabajo. Sobre su viaje.
Y yo, yo le conté historias que me contaron.

Y en el momento menos pensado todas las preguntas se borran y ocurre la magia. En el momento menos pensado te ves ahí, feliz, disfrutando de lo que pasa. Sonriendo, fumando, compartiendo. Sintiendo.
Esa era la otra opción: volver a sentir.

Todo se paro, todo se resolvió. Ya no eras sufrimiento; te convertiste en superación. Nunca se trató de frenar. Siempre se trato de seguir, seguir, seguir y seguir hasta confirmar que para mi ya no eras un problema.
Ahora sos la solución.