Prefiero estar en casa escuchando a Lisandro.

Ya se me hizo costumbre abrir los ojos y no encontrarte ahí. Ya forma parte de mi rutina levantarme, mirar por la ventana, tomarme mi café y reflexionar por que estoy así.
Hoy como nunca me puse los auriculares y mi buzo preferido, y salí a caminar. Fue el único momento en el día en el que me olvide de todo. La música me transporta. Es la droga que me aleja de todo lo que me hace mal.
Los cigarrillos se consumen, las cenizas quedan.

mambo.

Las luces todavía no se prendieron. Estoy transitando ese lapso de tiempo que hay desde que oscurece hasta cuando el alumbrado publico poco a poco empieza a reflejar artificalmente lo triste de la ciudad.
Los pensamientos contradictorios se van mezclando y van revelando poco a poco lo que quiero hacer. Rutinariamente me autodestruyo.
La horas pasan rápidas. Cada una de ella es una idea nueva.
Estoy haciendo esto, estoy acá y ahora, no por nadie mas que por mi.
Veo a mis amigos pasar, alejándose cada vez mas, solo, viendo que puedo hacer con vos: dejarte ir o entender tu mambo y hacer que también sea el mio.