27 octubre 2014

Seryo

Se sentía raro, como si lo hubieran desconectado. Ni siquiera estaba pensando. No podía pensar en nada. Caminaba sin sentido de un lado a otro entre cuatro blancas paredes. Oía, muy lejos, pájaros cantar. Su mente era solo una serie de imágenes que parecían ser sacadas de sus series preferidas.
Una bañera, una canción, un cigarrillo. Una cama, una persiana a medio abrir, otro cigarrillo. Un almuerzo chatarra, una pastilla para el malestar estomacal, una mirada perdida, un cigarrillo.
El efecto del veneno no lo había dejado dormir, pero poco a poco iba desapareciendo de su cuerpo. La música empezaba a cobrar sentido. El gusto de la noche se volvía cada vez mas amargo.
Después de una mañana completa perdida (como tantas otras) pudo salir de ese bloque lleno de vacíos, de perdidas y de desencuentros. Se prometió a si mismo no creer en la gente hasta que no crean en que el podía cambiar.
Se lo prometió, y hoy, hoy me veo cumpliendo. Hoy volví a ser yo.