04 diciembre 2011

Te deje ser.

Cuanta risa había a las 9: un café, un te, vos, yo y anécdotas de hacia nomas unas horas. "¡Que tarde es, me van a matar!" 
Eramos los que no nos perdíamos ningún tema, ni siquiera el lento que bailaban nuestras viejas, allá por los 80. "Salgamos separados, comamos un pancho y nos encontramos en la esquina de Rivadavia y (omisión)"
Nuestro "no se que" casi no tuvo aventuras diurnas. No habían helados, ni mates, ni pileta. Si nos cruzábamos, no hablarnos ni decir nada sobre la noche anterior era la ley principal. El trato era ese.
Nos conformábamos con poco mutuamente. Hubo momentos, en esos en los que miraba tu perfil de Facebook (y veía como mas de 10 buitres ponían "me gusta" en cualquier cosa que publicabas), en que me dieron ganas de pedir mas de lo que me dabas; aunque estaba satisfecho con tu leve demostración de amor, me faltaba saber que mas podías hacer.
Mientras mirabas tu novela de las 3 de la tarde, mientras tomabas tu trago preferido a las 9 de la noche, yo esperaba una respuesta. Espere, espere, espere... Por jugármela termine perdiendo. Por querer avanzar retrocedí 10 casilleros.
Ahora no te veo seguido, ahora no te mando tantos mensajes. No me interesa irme con vos, ni nada por el estilo. Te deje elegir, te deje ser.

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