08 enero 2015

viaje

Era uno de esos viajes en los que no llevas auriculares. Era de unos de esos viajes para pensar.
No sabia porque lo estaba haciendo. No sabia porque estaba escapando de lo que tanto había deseado por meses. Pensaba y reflexionaba mientras veía también, dentro de ese micro, personas como yo con otro tipo de vida pero con mi misma cara de preocupación.

Los impulsos humanos son tan incomprensibles... el inconsciente trabaja todo el tiempo y en un momento todo cae y encaja.

Las historias se repiten, con diferente cronología y tal vez de diferente manera, pero al fin, se repiten. Parece casi como si estuviera determinado a elegir siempre lo mismo. El mismo cuento vulgar de siempre: confundirse, caer y sufrir.

Y si, te lo pueden decir todo el tiempo, que no, que no te conviene, que ya pasaste por eso. Pero, ¿que vas a hacer? Hay que arriesgarse a todo e ir por todo, y si no sale, bueno, por lo menos lo intentaste. Porque por ahí, quien te dice, en una de esas la pegas y encontras lo que buscaste toda tu vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario